Un reciente informe de Forrester titulado “European Employees Are Falling Behind US Workers On AI Skills” revela una creciente brecha entre Europa y Estados Unidos en su capacidad para integrar la inteligencia artificial (IA) en sus dinámicas económicas. Aunque la IA se perfila como un motor clave de productividad e innovación, la falta de confianza y habilidades en IA entre los empleados europeos está afectando seriamente la competitividad de las empresas del continente.
El Cociente de IA: un nuevo barómetro de madurez
El núcleo del informe gira en torno a un nuevo indicador denominado AI Quotient (AIQ), o Cociente de Inteligencia Artificial. Este mide la capacidad de las personas y organizaciones para adaptarse, colaborar y aprovechar la IA con el fin de generar resultados empresariales. Lejos de tratarse de un índice puramente técnico, el AIQ es un barómetro estratégico que combina la confianza de los empleados, la coherencia de la formación recibida, la velocidad de adopción y la capacidad de integrar la IA en los procesos de negocio.
En este campo, Europa presenta un claro rezago. Mientras Estados Unidos incrementó sus inversiones en IA hasta los 62,500 millones de euros en 2023, la Unión Europea solo alcanzó 9,000 millones de euros. Esta diferencia se traduce en una serie de debilidades para el AIQ europeo: formación aún desigual, menores salarios (especialmente en Francia, donde la remuneración es apenas un 37% de la estadounidense) y una baja confianza de los trabajadores en las herramientas de IA.
Formación insuficiente y desigual
Uno de los problemas estructurales más destacados es la falta de formación adecuada. Solo el 52% de las empresas europeas ofrece programas de capacitación coherentes en IA, frente al 62% en EE. UU.. Esta carencia alimenta un clima de incertidumbre. Si bien los empleados europeos están tan motivados como sus homólogos estadounidenses para desarrollar sus competencias en IA, solo el 48% confía en su uso, comparado con el 59% en Estados Unidos.
Además de las habilidades técnicas, se señala una falta de familiaridad cognitiva con la IA, como el dominio de la ingeniería de prompts y la comprensión de los dilemas éticos asociados al uso de estas tecnologías.
Europa aún duda en adoptar soluciones generativas
Tanto Europa como Estados Unidos comparten una prioridad común: utilizar la IA generativa (GenAI) para aumentar la productividad. Sin embargo, los datos muestran otra vez una diferencia en la ejecución: mientras que el 36% de las empresas estadounidenses ya han implementado soluciones GenAI, en Europa solo lo ha hecho el 32%. Además, el 43% de las empresas en EE. UU. considera la adopción de nuevas tecnologías como una prioridad absoluta, frente al 37% en Francia.
El informe también identifica una brecha de percepción interna en las empresas europeas: mientras los responsables de negocio y tecnología creen que se está ofreciendo formación en IA, muchos empleados no lo perciben de la misma manera. Este desajuste plantea la necesidad de establecer programas de capacitación continuos y estructurados, que permitan adaptarse al rápido ritmo de evolución tecnológica.
Un llamado urgente a la acción
Según el analista principal del informe, Indranil Bandyopadhyay:
“El rezago de Europa en adopción, desarrollo e inversión en IA es un gran desafío en una economía cada vez más impulsada por esta tecnología. Mejorar el AIQ de los empleados ya no es una opción, es esencial para retener talento, aumentar la productividad y fomentar la innovación. Los líderes europeos deben apostar por programas estructurados de formación, uso ético de la IA y preparar a sus empleados para confiar y colaborar con estos sistemas. De lo contrario, Europa corre el riesgo de quedar atrás en la carrera de la inteligencia artificial, y con ello, en la productividad e innovación que conlleva.”
Europa debe tomar medidas urgentes y decididas para cerrar la brecha de habilidades en IA frente a Estados Unidos. Apostar por la formación continua, aumentar la confianza de los trabajadores en las herramientas de IA y acelerar su adopción en el entorno empresarial serán claves para no perder competitividad en un mundo cada vez más dominado por la inteligencia artificial.