Steven Kleinveld, fundador del laboratorio de IA aplicada Skylark, sostiene una idea clara: la inteligencia artificial no ha llegado para reemplazar a los desarrolladores de software, sino para hacerlos mejores. Aquellos profesionales que aprendan a aprovecharla de manera estratégica tendrán una ventaja competitiva evidente frente a quienes no lo hagan.
Más allá del no-code y el “vibe coding”
Plataformas como Bolt o Canva Code han transformado la manera de crear prototipos, permitiendo que los usuarios diseñen productos mínimos viables en muy poco tiempo. Sin embargo, estas herramientas tienen un techo. Cuando se trata de construir aplicaciones complejas, entran en juego conocimientos que siguen siendo exclusivos de los humanos: lógica de backend, flujos de datos, arquitecturas escalables, sistemas de diseño y principios de experiencia de usuario.
En este terreno, el rol del desarrollador es insustituible.
Un papel indispensable
Los desarrolladores son esenciales para garantizar que el software sea funcional, confiable, seguro, escalable y fácil de usar. La funcionalidad asegura que una aplicación haga lo que promete; la confiabilidad evita fallos inesperados; la seguridad protege datos sensibles; y la escalabilidad permite crecer sin perder rendimiento.
La IA puede ayudar en estas áreas, pero dominar estos aspectos aún requiere criterio y habilidades humanas.
Lo que la IA hace bien
Modelos de lenguaje como ChatGPT (OpenAI), Gemini (Google) o Claude (Anthropic) ya son capaces de generar código, depurar errores y crear documentación. Su mayor fortaleza está en automatizar tareas repetitivas:
- Generar fragmentos de código.
- Completar estructuras repetitivas.
- Producir plantillas de frontend.
Estas funciones aceleran el trabajo, pero no garantizan por sí solas productos fiables ni seguros. Kleinveld lo resume con una metáfora clara:
“Es como tener un asistente muy rápido… pero tú sigues siendo quien debe dirigir el barco.”
La importancia del criterio humano
Los desarrolladores que entienden las fortalezas y limitaciones de la IA pueden integrarla de manera inteligente en sus flujos de trabajo. Por ejemplo:
- Un backend developer puede apoyarse en IA para generar interfaces rápidas.
- Un full-stack puede automatizar procesos repetitivos.
- Un senior developer puede detectar errores, sesgos o vulnerabilidades que la IA no identifica, asegurando la calidad final del producto.
Incluso los fundadores sin perfil técnico deben saber cuándo intervenir: la IA puede sugerir soluciones, pero la supervisión humana es clave para corregir, validar y garantizar estándares de calidad.
IA como amplificador, no sustituto
La inteligencia artificial está liberando a los desarrolladores de tareas tediosas para que dediquen más tiempo al trabajo creativo, estratégico y arquitectónico. Quienes adopten esta mentalidad construirán software más rápido, más inteligente y con mayor eficiencia, manteniendo siempre el control del proceso.
En el panorama tecnológico actual, los desarrolladores que prosperen no serán los que teman a la IA, sino los que aprendan a dominarla como una aliada.